Así como te tratas, tratas a tu prójimo. Asi como tratas a tu prójimo tratas al mundo y como frutilla del postre, prójimo y mundo son sometidos al irreverente juicio del ego. Olvida por un instante al prójimo y al mundo, y observa~te en silencio, recuerda que «tu» projimo y «tu» mundo son tus proyecciones.
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