jueves, 17 de septiembre de 2015


SEVILLA
Taller de crecimiento personal y bienestar emocional
Presentación 28 de septiembre
De 19 h a 20 h
Teléfono ☎ 655090215
reche2@yahoo.es



jueves, 23 de julio de 2015

"En la INDIA se enseñan las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad"

La primera dice: "La persona que llega es la persona correcta", es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
La segunda ley dice: "Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido". Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera dice: "En cualquier momento que comience es el momento correcto". Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
Y la cuarta y última: "Cuando algo termina, termina". Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegó a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ninguna gota de lluvia cae alguna vez en el lugar equivocado".
"Llega un momento en tu vida, cuando te alejas de todo el drama y de las personas que lo crean.Te rodeas de gente que te hace reír.
Olvidas lo malo y te centras en lo bueno. Amas a gente que te trata bien y oras por los que no lo hacen.
La vida es demasiado corta para ser otra cosa que feliz.
Caer es parte de la vida, ponerse de pie nuevamente es vivir."
Cita:
"Que haya paz en tu interior. Que confíes en que eres exactamente aquello que estás destinada a ser.
Que no te olvides las infinitas posibilidades que nacen de la fe en ti misma y los demás.
Que puedas usar los dones que has recibido y pasar el amor que has recibido.
Que puedas estar contenta contigo misma del modo en que eres. Que este conocimiento se asiente en tus huesos, y permita a tu alma la libertad de cantar, bailar, rezar y amar. Estas ahí para todos y cada uno de nosotros."

viernes, 26 de junio de 2015

LA FUERZA NO CONSISTE EN DERRIBAR A TU ENEMIGO O AL SISTEMA, LA FUERZA CONSISTE EN DOMINAR TU IRA.


jueves, 23 de abril de 2015

Seis hombre ciegos

Hace más de mil años, en el Valle del Río Brahmanputra, vivían seis hombre ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era de todos el más sabio.
Para demostrar su sabiduría, los sabios explicaban las historias más fantásticas que se les ocurrían y luego decidían de entre ellos quién era el más imaginativo.
Así pues, cada tarde se reunían alrededor de una mesa y mientras el sol se ponía discretamente tras las montañas, y el olor de los espléndidos manjares que les iban a ser servidos empezaba a colarse por debajo de la puerta de la cocina, el primero de los sabios adoptaba una actitud severa y empezaba a relatar la historia que según él, había vivido aquel día. Mientras, los demás le escuchaban entre incrédulos y fascinados, intentando imaginar las escenas que éste les describía con gran detalle.
La historia trataba del modo en que, viéndose libre de ocupaciones aquella mañana, el sabio había decidido salir a dar una paseo por el bosque cercano a la casa, y deleitarse con el cantar de las aves que alegres, silbaban sus delicadas melodías. El sabio contó que, de pronto, en medio de una gran sorpresa, se le había aparecido el Dios Krishna, que sumándose al cantar de los pájaros, tocaba con maestría una bellísima melodía con su flauta. Krishna al recibir los elogios del sabio, había decidido premiarle con la sabiduría que, según él, le situaba por encima de los demás hombres.
Cuando el primero de los sabios acabó su historia, se puso en pie el segundo de los sabios, y poniéndose la mano al pecho, anunció que hablaría del día en que había presenciado él mismo la famosa Ave de Bulbul, con el plumaje rojo que cubre su pecho. Según él, esto ocurrió cuando se hallaba oculto tras un árbol espiando a un tigre que huía despavorido ante un puerco espín malhumorado. La escena era tan cómica que el pecho del pájaro, al contemplarla, estalló de tanto reír, y la sangre había teñido las plumas de su pecho de color carmín.
Para poder estar a la altura de las anteriores historias, el tercer sabio tosía y chasqueaba la lengua como si fuera un lagarto tomando el sol, pegado a la cálida pared de barro de una cabaña. Después de inspirarse de esta forma, el sabio pudo hablar horas y horas de los tiempos de buen rey Vikra Maditya, que había salvado a su hijo de un brahman y tomado como esposa a una bonita pero humilde campesina.
Al acabar, fue el turno del cuarto sabio, después del quinto y finalmente el sexto sabio se sumergió en su relato. De este modo los seis hombres ciegos pasaban las horas más entretenidas y a la vez demostraban su ingenio e inteligencia a los demás.
Sin embargo, llegó el día en que el ambiente de calma se turbó y se volvió enfrentamiento entre los hombres, que no alcanzaban un acuerdo sobre la forma exacta de un elefante. Las posturas eran opuestas y como ninguno de ellos había podido tocarlo nunca, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y de este modo poder salir de dudas.
Tan pronto como los primeros pájaros insinuaron su canto, con el sol aún a medio levantarse, los seis ciegos tomaron al joven Dookiram como guía, y puestos en fila con las manos a los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva más profunda. No habían andado mucho cuando de pronto, al adentrarse en un claro luminoso, vieron a un gran elefante tumbado sobre su costado apaciblemente. Mientras se acercaban el elefante se incorporó, pero enseguida perdió interés y se preparó para degustar su desayuno de frutas que ya había preparado.
Los seis sabios ciegos estaban llenos de alegría, y se felicitaban unos a otros por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema y decidir cuál era la verdadera forma del animal.
El primero de todos, el más decidido, se abalanzó sobre el elefante preso de una gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron que su pie tropezara con una rama en el suelo y chocara de frente con el costado del animal.
-¡Oh, hermanos míos! –Exclamó- yo os digo que el elefante es exactamente como una pared de barro secada al sol.
Llegó el turno del segundo de los ciegos, que avanzó con más precaución, con las manos extendidas ante él, para no asustarlo. En esta posición en seguida tocó dos objetos muy largos y puntiagudos, que se curvaban por encima de su cabeza. Eran los colmillos del elefante.
-¡Oh, hermanos míos! ¡Yo os digo que la forma de este animal es exactamente como la de una lanza…sin duda, ésta es!
El resto de los sabios no podían evitar burlarse en voz baja, ya que ninguno se acababa de creer los que los otros decían. El tercer ciego empezó a acercarse al elefante por delante, para tocarlo cuidadosamente. El animal ya algo curioso, se giró hacía él y le envolvió la cintura con su trompa. El ciego agarró la trompa del animal y la resiguió de arriba a abajo notando su forma alargada y estrecha, y cómo se movía a voluntad.
-Escuchad queridos hermanos, este elefante es más bien como…como una larga serpiente.
Los demás sabios disentían en silencio, ya que en nada se parecía a la forma que ellos habían podido tocar. Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos que le molestaban. El sabio prendió la cola y la resiguió de arriba abajo con las manos, notando cada una de las arrugas y los pelos que la cubrían. El sabio no tuvo dudas y exclamó:
-¡Ya lo tengo! – Dijo el sabio lleno de alegría- Yo os diré cuál es la verdadera forma del elefante. Sin duda es igual a una vieja cuerda.
El quinto de los sabios tomó el relevo y se acercó al elefante pendiente de oír cualquiera de sus movimientos. Al alzar su mano para buscarlo, sus dedos resiguieron la oreja del animal y dándose la vuelta, el quinto sabio gritó a los demás:
-Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano – y cedió su turno al último de los sabios para que lo comprobara por sí mismo.
El sexto sabio era el más viejo de todos, y cuando se encaminó hacia el animal, lo hizo con lentitud, apoyando el peso de su cuerpo sobre un viejo bastón de madera. De tan doblado que estaba por la edad, el sexto ciego pasó por debajo de la barriga del elefante y al buscarlo, agarró con fuerza su gruesa pata.
-¡Hermanos! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera.
Ahora todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera del elefante, y creían que los demás estaban equivocados. Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa.
Otra vez sentados bajo la palmera que les ofrecía sombra y les refrescaba con sus frutos, retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante, seguros de que lo que habían experimentado por ellos mismos era la verdadera forma del elefante.
Seguramente todos los sabios tenían parte de razón, ya que de algún modo todas las formas que habían experimentado eran ciertas, pero sin duda todos a su vez estaban equivocados respecto a la imagen real del elefante.

viernes, 27 de marzo de 2015

CARTA DIRIGIDA A TODOS AQUELLOS QUE EN ALGÚN MOMENTO SE HAYAN ENCONTRADO EN EL CAMPO DE MIS IDEAS, CON SIETE FORMULARIOS DE INSCRIPCIÓN ADJUNTOS 4.



Señor o Señora:

Al contemplar el texto final impreso del primero de los libros de mis escritos, tras haberlo
recogido de la imprenta, y que he titulado "El Mensajero del Bien Venidero", mis pensamientos comenzaron a enjambrar, como abejas revoltosas que han sido importunadas ensu estrecha y primitiva colmena, con todo de impresiones que se habían ido acumulando en el transcurso de mi vida pasada y, entre ellas el recuerdo de consecuencias definidamente dilucidadas en ciertos casos, cuyos resultados exteriores fueron como aquellos que, en mi opinión, deberían aflorar en las vidas de los hombres con la publicación de este libro.

Mientras reflexionaba acerca de esto, así como acerca de cualquier otra cuestión relacionada con la subsiguiente publicación de mis escritos, me aconteció que, antes de permitir que lo que puede llamarse mi "Primera-creación-en-la-Tierra" diese sus primeros pasos entre las masas de gente familiarizadas conmigo, debería antes enviarlo, armado con mi carta circular, a cada una de aquellas personas -por supuesto, dando por garantizado el hecho de que aún pudiera descubrir sus direcciones- ampliamente dispersadas por toda la tierra, que alguna vez han estado en contacto conmigo en el campo de mis ideas y que, más tarde, se desviaron de mi camino en el sentido de relaciones subjetivas hacia mí como personalidad, independientemente de que se trataba de amigos o de enemigos.

Decidí hacer esto porque este primer "hijo" , que forma parte de un resultado general muy importante consecuente de mi activo trabajo, que he llevado a cabo noche y día, durante ocho años, casi ininterrumpidamente, inusualmente condensado para el hombre contemporáneo,
además de aislado y pequeño, carece aún de la suficiente fuerza para defenderse por sí mismo de todo tipo de ardides e infortunios. 

Pretende, principalmente, defenderse del tipo de personas que últimamente se ha desarrollado
considerablemente entre nosotros y que, a pesar de asemejarse a nosotros en su forma externa,se han convertido, al llegar a la edad responsable, y como resultado de una educación anormal en la infancia así como de una herencia degenerada, en los poseedores de la naturaleza y la herencia de verdaderos y rapaces cuervos.

Al enviar este recién nacido con la súplica de que la carta que lo acompaña le proteja de estos"cuervos", deseo, en gratitud al cumplimiento de mi petición y sin esperar a estar dispuesto para ello, como necesariamente ocurrirá, advertir a todos aquellos que alguna vez hayan estado en contacto conmigo, o hayan discutido conmigo mis ideas, acerca de una condición,que aún no se ha expuesto en este libro, contenida en mi plan propuesto para la amplia extensión de mis escritos, que, asimismo, pretendo publicar próximamente.

De acuerdo con esta condición para la familiarización con mis libros -a pesar de lo que se ha dicho en el texto del folleto adjuntado en referencia a la decisión categórica de hacer accesibles sólo los libros de la primera serie- los libros de la segunda serie, así como el primer libro de la tercera serie, pueden también ser accesibles.

El hecho es que todos los libros de la segunda serie serán enviados o distribuidos inmediatamente tan pronto como sean impresos, a cualquier persona que lo desee, sin importar que se trate de un antiguo seguidor mío o de alguien que lo es desde hace poco tiempo, mientras su
dirección se encuentre indicada en los siete "formularios de inscripción" que se adjuntan a esta carta, que han de rellenar y enviar los correspondientes centros de circulación de mis escritos como deber obligatorio de las personas que distribuyan los primeros tres libros de la primera serie de mis obras.

En este punto, creo conveniente -tanto para mi objetivo fundamental como para el fácil y correcto entendimiento de todo lo que he dicho en esta carta- en primer lugar, confesar con franqueza la verdad objetiva en base a la cual decidí con clara consciencia utilizar una medida tan inusual para la amplia difusión de mis escritos y, en segundo lugar, recordar a todos los honorables destinatarios de esta circular un hecho muy actual y fácilmente imaginable, que jugó un papel relevante en mi vida pasada, durante el periodo de mis reuniones y discusiones con ellos en el ámbito de mis ideas.

En lo que respecta al primero, tenía en mente aquel "mandamiento" santificado durante
décadas por la pacífica y feliz existencia de comunidades, que se expresa de este modo:"Una-mano-lava-a-la-otra".

Sin embargo, este último hecho consistía en que (y también de esta idea fue de donde surgió),
si yo -es decir, la persona cuyos sentido común, amplio entendimiento, serenidad y habilidades comerciales han sido tratados de manera breve aunque satisfactoria en el primer libro de la segunda serie de mis escritos- careciera, en el momento presente, de los medios económicos suficientes para la publicación, en vistas a la felicidad de los hombres, de mis frutos como escritor durante casi diez años, tarea que, a su vez, ha sido cosechada a partir de medio siglo de deliberado sufrimiento y labores conscientes en pro de la realización de lo que fue una activa reflexión multilateral, predeterminada por mí mismo, medios económicos que considero totalmente necesarios para evitar tener que depender de los caprichos de editores
tanto profesionales como no profesionales, el motivo no sería otro que el de que yo -antes vuestro "humilde servidor"- en el momento en que tuve la oportunidad de ahorrar para un propósito tan fundamental el vil dinero que constituye la fuente de la mayoría de males para el mundo contemporáneo, fue porque os consagré todo mi tiempo.Y vosotros, tan sólo gracias a ello, en el caso de que no podáis contar con este mi trabajo, se deberá principalmente a vuestra exagerada pereza, y también, ahora lo confieso, porque cuando os conocí, el objetivo que yo perseguía era distinto al que vosotros debíais cobijar. Y
cuando yo hube satisfecho vuestra curiosidad, con total honestidad por mi parte, e incluso, en ocasiones, vuestra pasión por el conocimiento, vosotros adquiristeis, imperceptiblemente, aquello que ahora albergáis en vuestra individualidad: en primer lugar, el necesario sentimiento de "auto-estima", que os ofrece la posibilidad de sentiros superiores a la media del hombre y, en segundo lugar, la información necesaria preliminar para adentraros, con la ayuda de mis explicaciones e indicaciones escritas y detalladas, en el sendero que conduce al Ser verdadero.

Creo que estoy en pleno derecho para pedir aún más de vosotros como personas más o menos
familiarizadas con mi lenguaje y las formas en que se materializa mi pensamiento, así como con mi original modo de exponer mis ideas, pediros que intentarais por vosotros mismos,dejando a un lado todo ese "filosofar" tan común en el mundo contemporáneo, comprender los varios axiomas elucidados por mí en estos primeros libros y que, en su interrelación,forman la esencia de la totalidad de esta serie de mis escritos imparciales, para luego consagraros enteramente, durante un periodo definido, a ayudar a otros hijos de Nuestro Padre Común en su comprensión, hijos que, como vosotros una vez, se encuentran ahora extraviados y carecen de toda perseverancia en referencia a las verdades objetivas de
cualquier naturaleza.

Como me vi obligado a dirigir esta primera circular principalmente a las personas que, de
modo directo, han entrado en contacto conmigo, me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresar en conclusión en el nombre de las futuras generaciones, así como, en mi propio nombre, mi más sincera gratitud a aquellas personas que han entrado en contacto conmigo
durante el periodo de veinte años de vida tratado en "El-Mensajero-del-Bien-Venidero", que han servido durante largos años -sin que ellos lo supieran-como objetos de mis observaciones e investigaciones de los procesos de cristalización y descristalización de los factores
psíquicos, cuya transformación para la adquisición de manifestaciones subjetivizadas requiere
un periodo comparativamente extenso.

Considero también un deber moral añadir en este punto que estas observaciones e investigaciones pasadas no pueden servir en adelante como la excusa por la que, estas
personas, que han actuado como objetos en ellas, pudieran haber perdido la posibilidad de integrarse con otras en el verdadero sendero para lograr llegar -con la ayuda de mis
explicaciones escritas y detalladas- al verdadero Ser.

Para poder eliminar automáticamente de la entidad general de estas personas todos los factores psíquicos capaces de impedir la completa devoción hacia un trabajo de nuevas bases para alcanzar el predeterminado Más Alto Ser, que debe ser necesariamente, accesible al hombre, y para eliminar del mismo modo algunos "sedimentos amargos" en relación a mi persona, considero apropiado alegar lo siguiente:Creedme, durante el entero periodo de mis relaciones con vosotros, mi mundo interior nunca
albergó ningún impulso egotista o altruista, y sólo existió, siempre y en toda actividad, el deseo exclusivo para preparar con total perfección para las futuras generaciones la ciencia de la"Verdad-Objetiva-Acerca-De-La-Realidad".

La cantidad total conseguida con la venta de los libros de la primera serie de mis escritos se destinará a un fondo especial reservado para posteriores impresiones, así como para la
difusión de estos escritos entre las masas y la concesión de facilidades a aquellos a quienes les
es imposible adquirirlos. Todas las cuestiones detalladas que pudieran originarse respecto a las obras literarias cosechada por mí durante estos años serán respuestas si se remiten a la oficina central de mis publicaciones, cuya dirección es la siguiente: Château "Paradou", Fointanebleau, Francia.

En este momento, el primer libro de la primera serie de mis escritos está siendo compuesto e
impreso en las lenguas rusa, francesa, inglesa y alemana, y se está trabajando en traducciones
al armenio, español, turco y sueco.

Por ahora, los libros de la primera serie sólo se están imprimiendo en Francia. Está previsto comenzar a imprimir en Alemania, América y Persia en un futuro muy próximo.

Como precio al detalle de la primera edición de los libros de esta primera serie, fijo la cantidad -independientemente de cual sea el lugar de su venta- de 200 francos franceses 5.

G.I. GURDJIEFF.

miércoles, 11 de marzo de 2015

Lo que las personas consideran "felicidad" es felicidad o no



No puedo decir si lo que las personas consideran "felicidad" es felicidad o no. Lo único que sé es que, cuando considero la manera en que buscan conseguirla, los veo arrastrados de cabeza, adustos y obsesionados por la marea general del rebaño humano, incapacies de detenerse o de cambiar de dirección. Continuamente afirman estar a punto de alcanzar la felicidad.
Por lo que a mí respecta, no puede aceptar sus parámetros, ya sean de felicidad o de infelicidad. Me pregunto si, después de todo, su concepto de la felicidad tiene realmente algún significado.
Mi opinión es que nunca se encuentra la felicidad hasta que se deja de buscarla. Mi mayor felicidad consiste precisamente en no hacer absolutamente nada pensado para obtener la felicidad; y éste, según el criterio de la mayor parte de la gente, es el peor de todos los caminos posibles.


Chuang Tzu

lunes, 2 de marzo de 2015

Sri. Nisargadatta Maharaj

“Mi mundo es como el suyo… Yo veo, oigo, siento, pienso, hablo y actúo en un mundo que percibo, lo mismo que usted. Sin embargo para usted eso es todo, mientras que para mí es casi nada. Sabiendo que ese mundo es una parte de mí mismo, yo no le presto más atención que la que usted presta al alimento que ha comido. Mientras está siendo preparado y comido el alimento está separado de usted y su mente está con él; una vez tragado, usted deviene totalmente inconsciente de él. Yo me he comido el mundo y ya no necesito pensar más en él”. 


lunes, 16 de febrero de 2015

Reflexiones para el desarrollo personal, por Miguel Ángel Reche







Si quieres conocer el pasado, entonces mira tu presente que es el resultado. Si quieres conocer tu futuro mira tu presente que es la causa - Buda.







LA PALABRA DE GURDJIEFF

«El trabajo en uno mismo» debe iniciarse con la observación de los centros; se debe intentar reconocerlos y, luego controlarlos. Es conveniente empezar por el centro motor. Si intentamos frotarnos el
estómago con una mano y darnos golpecitos en la cabeza con la otra, es fácil comprobar que nuestras manos quieren hacer el mismo movimiento.
Sin embargo, con entrenamiento puede lograrse que actúen por separado. De hecho, con un poco de práctica es posible llevar a cabo movimientos muy distintos con ambas manos, con los pies y con la cabeza, todos a un tiempo. Las «danzas» de Gurdjieff tenían por objetivo básico el control del «centro motor». En efecto, eran un intento de borrar reflejos condicionados y volver a programar el robot.
....
Con todo, hay puntos en los que no se puede aceptar sin más su opinión. Ouspensky, por ejemplo, pregunta si existe vida después de la muerte; Gurdjieff responde que la mayor parte de las personas no posee un «núcleo duro» que sobreviva a la muerte. Sólo un esfuerzo intenso con uno mismo puede hacer al hombre capaz de sobrevivir a la muerte. Ouspensky pregunta por el «cuerpo astral»; Gurdjieff responde que éste sólo puede desarrollarse mediante un trabajo intenso.
....
Un día, en Moscú, hablaba con G. acerca de Londres, adonde había estado algunos meses atrás por corto tiempo. Le hablaba de la terrible mecanización que invadía las grandes ciudades europeas y sin la cual era probablemente imposible vivir y trabajar en el torbellino de estos enormes “juguetes mecánicos”.

—La gente se está convirtiendo en máquinas, dije, y no me cabe duda que un día se convertirán en máquinas perfectas. ¿Pero son capaces todavía de pensar? No lo creo. Si trataran de pensar, no serían tan buenas máquinas.

—Sí, contestó G., es cierto, pero sólo en parte. La verdadera pregunta es ésta: ¿de qué mente se sirven en su trabajo? Si usan la mente adecuada, podrán pensar aún mejor en su vida activa en medio de las máquinas. Pero una vez más, con la condición de que usen la mente adecuada.”

No comprendí lo que G. quería decir por “mente adecuada” y sólo mucho más tarde llegué a comprenderlo.

—En segundo lugar, continuó él, la mecanización de que usted habla no es peligrosa en absoluto. Un hombre puede ser un hombre —recalcó esta palabra— aun trabajando con máquinas. Hay otra clase de mecanización muchísimo más peligrosa: ser uno mismo una máquina. ¿Nunca ha pensado usted en el hecho de que todos los hombres son ellos mismos máquinas?

—Sí, dije, desde un punto de vista estrictamente científico todos los hombres son máquinas gobernadas por influencias exteriores. Pero la cuestión está en saber si se puede aceptar totalmente el punto de vista científico.

—Científico o no científico, me da lo mismo, dijo G. Quiero que comprenda lo que digo.

¡Mire! Toda esa gente que usted ve —señaló la calle— son simplemente máquinas, nada más.

—Creo comprender lo que usted quiere decir, dije. Y a menudo he pensado cuan pocos son en el mundo los que pueden resistir a esta forma de mecanización y elegir su propio camino.

— ¡Este es justamente su más grave error! dijo G. Usted cree que algo puede escoger su propio camino o resistir a la mecanización; usted cree que todo no es igualmente mecánico.

— ¡Pero por supuesto que no! exclamé yo. El arte, la poesía, el pensamiento, son fenómenos de un orden totalmente distinto.

—Exactamente del mismo orden, Estas actividades son exactamente tan mecánicas como todas las demás. Los hombres son máquinas, y de las máquinas no puede esperarse otra cosa que acciones mecánicas.

—Muy bien, le dije, pero ¿no hay quienes no sean máquinas?

—Puede que los haya, dijo G. Pero usted no los puede ver. Usted no los conoce. Esto es lo que quiero hacerle comprender.”

No dejó de extrañarme que insistiera tanto sobre este punto. Lo que decía me parecía evidente e incontestable. Sin embargo, nunca me habían gustado las metáforas tan breves que pretenden decirlo todo. Siempre omiten las diferencias. Por mi parte, siempre había sostenido que lo más importante son las diferencias y que, para comprender las cosas, era necesario ante todo considerar los puntos en que difieren. De modo que me pareció extraño que G. insistiera tanto sobre una verdad que me parecía innegable, siempre y cuando no se hiciera de ella algo absoluto y se le reconocieran algunas excepciones.

—Las personas se asemejan muy poco entre sí, dije. Considero imposible meterlos a todos en el mismo saco. Hay salvajes, hay personas mecanizadas, hay intelectuales, hay genios.

—Nada más exacto, dijo G. Las personas son muy diferentes, pero usted ni conoce, ni puede ver la diferencia real entre ellas. Usted habla de diferencias que sencillamente no existen. Esto debe ser comprendido. Todas las personas que usted ve, que usted conoce, que usted puede llegar a conocer, son máquinas, verdaderas máquinas que solamente trabajan bajo la presión de influencias exteriores, como usted mismo lo ha dicho. Nacen máquinas y como máquinas mueren. ¿Qué tienen que ver con esto los salvajes y los intelectuales? Ahora mismo, en este preciso momento, mientras hablamos, varios millones de máquinas se esfuerzan en aniquilarse unas a otras. ¿En qué difieren, entonces? ¿Dónde están los salvajes, y dónde los intelectuales? Todos son iguales…

“Pero es posible dejar de ser máquina. Es en esto en lo que usted debería pensar y no en las distintas clases de máquinas. Por supuesto que las máquinas difieren; un automóvil es una máquina, un gramófono es una máquina y un fusil es una máquina. ¿Y esto qué cambia? Es lo mismo, siempre son máquinas.”

.....
Ha quedado grabada en mi memoria otra conversación. Le preguntaba a G. lo que debería hacer un hombre para asimilar su enseñanza.

— ¿Lo que debe hacer? exclamó como si esta pregunta lo sorprendiera. Es incapaz de hacer nada. Ante todo, él debe comprender ciertas cosas. Tiene miles de ideas falsas y de concepciones falsas, sobre todo acerca de si mismo, y si algún día quiere adquirir algo nuevo, debe comenzar por liberarse por lo menos de algunas de ellas. De otra manera lo nuevo sería construido sobre una base falsa y el resultado sería aun peor.

— ¿Cómo puede un hombre liberarse de las ideas falsas? pregunté. Dependemos de las formas de nuestra percepción. Las ideas falsas se producen debido a las formas de nuestra percepción.”

G. negó con la cabeza, y dijo:

—Nuevamente habla usted de otra cosa. Usted habla de errores que provienen de las percepciones, pero no se trata de esto. Dentro de los límites de las percepciones dadas, se puede errar en mayor o menor grado. Como ya lo he dicho, la suprema ilusión del hombre es su convicción de que puede hacer. Toda la gente piensa que puede hacer, toda la gente quiere hacer, y su primera pregunta se refiere siempre a qué es lo que tiene que hacer. Pero a decir verdad, nadie hace nada y nadie puede hacer nada. Es lo primero que hay que comprender.

Todo sucede. Todo lo que sobreviene en la vida de un hombre, todo lo que se hace a través de él, todo lo que viene de él —todo esto sucede. Y sucede exactamente como la lluvia cae porque la temperatura se ha modificado en las regiones superiores de la atmósfera, sucede como la nieve se derrite bajo los rayos del sol, como el polvo se levanta con el viento.

“El hombre es una máquina. Todo lo que hace, todas sus acciones, todas sus palabras, sus pensamientos, sentimientos, convicciones, opiniones y hábitos son el resultado de influencias exteriores, de impresiones exteriores. Por sí mismo un hombre no puede producir un solo pensamiento, una sola acción. Todo lo que dice, hace, piensa, siente, todo esto sucede. El hombre no puede descubrir nada, no puede inventar nada. Todo sucede.

“Para establecer este hecho, para comprenderlo, para convencerse de su verdad, es necesario liberarse de miles de ilusiones sobre el hombre, sobre su ser creador, sobre su capacidad de organizar conscientemente su propia vida, etc., etc. Nada de esto existe. Todo sucede: los movimientos populares, las guerras, las revoluciones, los cambios de gobierno, todo esto sucede. Y sucede exactamente de la misma manera que todo sucede en la vida del hombre como individuo. El hombre nace, vive, muere, construye casas, escribe libros, no como él lo quiere, sino como esto sucede. Todo sucede, el hombre no ama, no odia, no desea — todo esto sucede.

“Pero ningún hombre le creerá jamás si usted le dice que él no puede hacer nada. Nada se le puede decir a la gente que le sea más desagradable ni más ofensivo. Es particularmente desagradable y ofensivo porque es la verdad y porque nadie quiere conocer la verdad.

“Si usted lo comprende, nos será más fácil hablar. Pero una cosa es captar con el intelecto que el hombre no puede hacer nada, y otra es sentirlo «con toda su masa», estar realmente convencido que es así, y no olvidarlo jamás.

“Esta cuestión de hacer (G. recalcó cada vez esta palabra) hace surgir además otra cuestión. A la gente le parece siempre que los otros nunca hacen nada como debiera ser, que los demás hacen todo al revés. Invariablemente cada uno piensa que podría hacerlo mejor. Ninguno comprende, ni siente la necesidad de comprender que lo que actualmente se hace de cierta manera —y sobre todo lo que ya ha sido hecho— no puede ni podía haber sido hecho de otra manera. ¿Ha notado usted cómo hablan todos de la guerra? Cada uno tiene su propio plan y su propia teoría. Cada uno opina que no se hace nada como debería hacerse. Sin embargo, en realidad, todo se hace de la única manera posible.

Si tan sólo una cosa pudiera hacerse diferentemente, todo podría llegar a ser diferente. Y entonces quizá no hubiera habido guerra.

“Trate de comprender lo que digo: todo depende de todo, todo está relacionado, no hay nada separado. Por lo tanto, todos los acontecimientos siguen el único camino que pueden tomar.

Si la gente pudiera cambiar, todo podría cambiar. Pero son lo que son y por lo tanto las cosas también son lo que son.”

Esto era muy difícil de tragar.

— ¿No hay nada, absolutamente nada, que pueda hacerse? pregunté.

—Absolutamente nada.

— ¿Y nadie puede hacer nada? significa: ser. Si continuamos estas conversaciones, usted verá que nos servimos de un lenguaje especial y que para ser capaz de hablar entre nosotros, hay que aprender este lenguaje. No vale la pena hablar en la lengua ordinaria porque en esta lengua es imposible comprenderse. Esto le sorprende. Pero así es. Para llegar a comprender es necesario aprender otro lenguaje. En el lenguaje que habla la gente, no puede comprenderse. Usted verá más tarde por qué esto es así.

“Luego uno debe aprender a decir la verdad. Esto también le parece extraño; usted no se da cuenta que hay que aprender a decir la verdad. Le parece que bastaría desearlo o decidir hacerlo. Y yo le digo a usted que es relativamente raro que la gente diga una mentira en forma deliberada. En la mayoría de los casos creen que dicen la verdad. Y sin embargo mienten todo el tiempo, tanto cuando quieren mentir como cuando quieren decir la verdad. Mienten continuamente, se mienten a sí mismos y mienten a los demás. Como consecuencia, nadie comprende a los otros ni se comprende a sí mismo. Piénselo, ¿podría haber tantas discordias, tantos malentendidos profundos, y tanto odio hacia el punto de vista o hacia la opinión de otro, si la gente fuera capaz de comprenderse? Pero no pueden comprenderse porque no pueden dejar de mentir. Decir la verdad es la cosa más difícil del mundo; habrá que estudiar mucho y durante largo tiempo, para un día poder decir la verdad. El deseo por sí solo, no basta. Para decir la verdad, hay que llegar a ser capaz de conocer lo que es verdad y lo que es mentira, ante todo en sí mismo. Pero esto es lo que nadie quiere saber.”


El que no está cerca del poder y los lujos es limpio,
el que está cerca, pero no es contaminado por ellos, es más limpio.
El que no conoce de las maquinaciones del mundo es noble;
el que las conoce, pero no las usa, es más noble.

Hong Yin-Ming, "Cultivando las raíces de la sabiduría".



Alejandro Jodorowsky


Las ideas son como semillas, saltan de una mente a otra, pero hay muy pocos que las hacen crecer.




TESTIMONIOS DE HARTMANN


....En muchas religiones las oraciones antes de las comidas son para recordarnos dicha necesidad. Había tomado sólo cuatro cucharadas, lenta y conscientemente, que ya estaba vacía
la fuente común. El Sr. Gurdjieff paseaba usualmente entre las mesas mientras comíamos, observándolo todo. En esa oportunidad se paró a mi lado y sólo dijo: "Así, Tomás, así."
Apenas después de la llegada del grupo de Moscú, el señor Gurdjieff empezó a imponer fuertes exigencias a algunos de ellos. Muchas veces, no comprendíamos el porqué pero la
explicación se puede hallar en el principio fundamental del Trabajo de ese segundo período: tratar de permanecer con él, a pesar de todos los obstáculos, y recordar por qué vinimos a él.
El Sr. Gurdjieff requería siempre que recordáramos nuestra meta fundamental —la de despertar— aprendiendo a vencer obstáculos. Pero cuanto más adelantaba el hombre, tanto
más demandaba de él el Sr. Gurdjief...


.....Pronto empezamos una "Gimnasia Sagrada". Comenzamos con ejercicios sencillos, y luego seguimos con otros más complicados, de concentración y memoria, que absorbían la atención del hombre entero. Algunos de los ejercicios cansaban mucho y solamente los hombres los ejecutaban. El Sr. Gurdjieff siempre nos exigía el máximo en estos ejercicios, después de los
cuales solíamos caer sobre las alfombras como sacos, sin necesitar que nos recordaran relajarnos.
Había un ejercicio en el que todos los hombres tenían que caer en un solo montón y retorcerse como serpientes, en una maraña de brazos y piernas. De repente, el Sr. Gurdjieff gritaba "alto"
y sacaba a alguien aparte, para que pudiera contemplar el grupo. Creo que ningún escultor ha tenido la oportunidad de admirar las posturas hermosas, complicadas e inesperadas que
resultaban del repentino "alto".
Yo hacía la "Gimnasia Sagrada" en aquella época, porque el mismo Sr. Gurdjieff tocaba una guitarra que había pedido prestada a nuestro arrendatario. Era imposible conseguir un piano.
Él tocaba muy bien, algunas veces melodías que aprendía del método para tocar guitarra.
Luego llegó el tiempo cuando decidió ampliar el programa musical.
Entre los recién llegados, había un hombre que venía de "afuera" por iniciativa propia, y quien más tarde desempeñó un papel importante en nuestra vida. Se comportaba muy bien, era muy
modesto, y no pedía ser recibido en el Instituto. Dijo que había venido con la esperanza de encontrar en el Sr. Gurdjieff a su maestro. Era un hombre culto, joven aún, que tocaba muy
bien el violín. Me leyó su traducción de Heredia. Se había interesado en ocultismo y magia durante mucho tiempo, y me contó de un experimento que había hecho una vez con la oración
del Padre Nuestro.El Sr. Gurdjieff le permitió venir en las noches a la "Gimnasia" y luego a las conferencias. Era muy puntual, seguía siendo muy modesto y para terminar, el Sr. Gurdjieff le aceptó en el Instituto. Este hombre, Schandarovsky, debía ahora tocar el violín, un auténtico Guernarius, para la "Gimnasia". Un día, me dieron un violín y me dijeron que aprendiera a tocarlo para la noche... Jamás había tocado el violín, pero lo intenté y por la noche toqué acordes en el segundo violín.
Aunque yo era por naturaleza un músico, había pasado años en una escuela militar, y había llegado a odiar todos los ejercicios físicos que encontraba secos, fastidiosos, deprimentes y
mecánicos. Con el Sr. Gurdjieff, la "Gimnasia Sagrada" nunca era aburrida, sino completamente nueva, y sentía una finalidad vital en ella. Además había inspiración en el ambiente, durante el trabajo con él....

Cómo es posible que en tales momentos, nunca se nos haya ocurrido pensar: ¿Por qué se manifiesta el Sr. Gurdjieff en esta forma? "Les puedo alzar al Cielo en un momento, pero
Uds. pueden caer tan rápidamente como subieron", nos dijo el Sr. Gurdjieff en Essentuki, y añadió: "Si el agua no llega a los 100 grados, no está hirviendo."
De manera que en nuestro desarrollo teníamos que alcanzar el punto de ebullición por nuestra propia comprensión, de otro modo nada sería cristalizado en nosotros; al faltar un solo grado,
caeríamos de nuevo.Empezamos también a comprender mejor los papeles de la personalidad y de la esencia. El Sr. Gurdjieff decía con frecuencia: "Lo que es bueno para la personalidad, es malo para la esencia." Al mismo tiempo, nunca buscaba destruir nada en un hombre, sino poner todo en su sitio. Bajo la máscara de una mala personalidad, el Sr. Gurdjieff se convertía en nuestro
tentador. El verdadero sentido de tentación viene de escuelas donde ha sido creado para el Trabajo. A través de tal Trabajo, la esencia de un hombre puede ser desarrollada en una
escuela bajo la dirección de un maestro: cuando se hace sufrir la personalidad, esto produce un "fermento", y uno no debe evitar tal sufrimiento, porque este "fermento", esta "chispa",
este "fuego" alimenta la esencia.









El buscador de la Verdad 

A un visitante que a sí mismo se definía como buscador de la verdad le dijo el Maestro:

- Si lo que buscas es la Verdad, hay algo que es preciso que tengas presente por encima de todo.
- Ya lo sé, una irresistible pasión por ella … -dijo el visitante-
- No, una incesante disposición a reconocer que puedes estar equivocado …-le respondió el maestro.

viernes, 13 de febrero de 2015

Jeevan Mukti

Así como te tratas, tratas a tu prójimo. Asi como tratas a tu prójimo tratas al mundo y como frutilla del postre, prójimo y mundo son sometidos al irreverente juicio del ego. Olvida por un instante al prójimo y al mundo, y observa~te en silencio, recuerda que «tu» projimo y «tu» mundo son tus proyecciones.

jueves, 12 de febrero de 2015

Amma (Mata Amritanandamayi)

“En el mundo actual, las personas experimentan dos tipos de pobreza: la pobreza causada por la falta de comida, ropa y cobijo, y la pobreza causada por la falta de amor y compasión. De estos dos tipos, el segundo se debe considerar en primer lugar porque si tenemos amor y compasión en nuestros corazones, entonces serviremos de todo corazón a los que sufren por falta de comida, ropa y cobijo.”

Karma...



jueves, 29 de enero de 2015

Jeevan Mukti

El yo (ego), es la ante-ultima capa de la cebolla y no podrás llegar a ella, si no quitas antes todas esas demás capas que el <yo> fabrico para ocultarse.